jueves, mayo 18, 2006

Noches de Terror en el Pasaje


En nuestro pasaje ubicado en la comuna de la Reina existían dos casas que se encontraban deshabitadas desde hacía varios meses producto de que los últimos arrendatarios se habían ido y sus dueños decidieron ponerlas a la venta. Eso significó nuestra preocupación y la de nuestros vecinos por la posibilidad real que delincuentes o personas ociosas se metiesen a ellas poniéndonos en riesgo. Especialmente la mía quedaba pegada a la casa mas expuesta, ya que aquella da a una calle más o menos principal, de hecho aparecía toda rayada cada cierto tiempo y a veces incluso algunas de las puertas amanecían abiertas con sus chapas destruidas. La otra quedaba exactamente al frente de mi casa.

Por eso nos alegramos muchísimo cuando casi al mismo tiempo ambas viviendas fueron compradas. Además coincidió con que pudimos, después de muchos trámites y cotizaciones -La Patty fue una de las estrellas de ese logro- cerrar el pasaje con un lindo portón automático. Alentando nuestras esperanzas los nuevos moradores nos parecieron muy adecuados; a la casa contigua llegó un caballero pequeño gordito y moreno, de familia numerosísima – aun no cacho cuanta gente vive y cabe en esa casa- extrovertido y de rápida y buena voluntad expresada en que no puso inconveniente en que el nuevo portón se ensamblara desde su reja y otros acuerdos que implicaban su generoso pase. A la del frente arribó una artista pintora, de sonrisa amable, auto destartalado, separada con dos hijos. Se veía gente de bien, tranquila y armoniosa. Nuestro estomago burguesoide se sentía satisfecho con estos favorables cambios.

Como siempre digo “Monito en la vida no hay sólo bananas”. A los pocos días que el vecino se fue a vivir a su casa le entraron a robar. Mala suerte porque en los ya casi 7 años que llevamos viviendo en ese barrio solo una vez ocurrió un robo, mas aun la botillería que queda a dos cuadras de mi hogar que cierra a las 12:00am y maneja dinero, jamás ha sido asaltada en chorrocientos años. Quiero decir en síntesis que el barrio es bastante seguro. Pues bien, pasado este primer robo, vino un segundo que ocurrió mientras estábamos de vacaciones. Ya en esta ocasión el señor estrenó su pistola que dice tener legalizada y lanzo un tiro al aire para espantar a los malhechores. Días después otra vez le entraron a robar en esta ocasión unas herramientas, o sea íbamos con un promedio de 3 robos en pocos días en un vecindario cuya tasa de asaltos en una década no alcanza el 0,1%. Luego de esto decidió subir el muro de su casa bastante alto y poner una cámara de seguridad. Ya todo esto como que no me concordaba. Lo peor estaba por venir.


A dúo dos molestan más que uno

Una tranquila noche de semana, mientras a las 4am dormíamos cucharita con la Patty, los niños en su pieza se acurrucaban en los brazos de Morfeo y hasta la Pepa –nuestra perra salchicha- nos calentaba las patitas soñando con algún hueso delicioso- dos fuertes disparos nos hicieron saltar hasta el techo. Yo desperté enojadísimo, nuestro vecino gritaba nuevamente por la supuesta entrada de delincuentes. Pero dando credibilidad al incidente la señora de enfrente también gritaba. Obviamente en unos pocos minutos todo el pasaje estrenaba sus batas en la vía pública. Chascona con los ojos rojos y un cuchillo carnicero tipo “Halloween” la vecina amenazaba:

- “Conchetumadre si te veo te acuchillo”

- “Como te atreves a tocarme la puerta hijo de puta”

- “Te voy a pelar como una papa”. Y otras frases pal bronce.

En su trayecto amenazador y terrorífico nos contó que el “degenerado” que había entrado a la casa del vecino a continuación lo había hecho en la suya y luego había dado dos fuertes golpes en la puerta. En tanto el residente de al lado en cuestión dijo que sus hijas –alguna de las diez- habían sentido a alguien que las merodeaba desde la ventana, pero le parecía muy raro porque ninguno de sus perros – varios quiltros - habían ladrado.

Llegaron los carabineros que revisaron todas las casas, pero el “psicópata del portazo” no daba señales. Obviamente lo más probable es que la ficción sin límites de nuestro vecino de la prole lo invito como siempre injustificadamente a disparar dos tiros y la señora de enfrente que toma pastillas para dormir y ese día estaba doblemente dopada ya que había injerido remedios para la bronquitis, confundió el fuerte ruido con dos portazos. La absurda paranoia nos regaló una noche de insomnio. El pistolero del barrio en medio de los ires y venires me dijo “cierto que no nos van a ganar”?, Al día siguiente instalo un malla electrificada sobre su portón casi la única que hay a varias cuadras y km a la redonda.


Raquel Argandeña y Claudia Miranda

En mi descanso también tipo 4am soñaba que estaba en el avión viajando rumbo a China al fin y al cabo me quedaban 4 días para el súper viaje y el tema se me metía hasta en los sueños, de pronto los pasajeros se ponen nerviosos ya que comienza a sonar una sirena, todos se paran y gritan cuando la señal se hace más intensa, es una sirena de bomberos, se estará quemando el avión, el ruido es ensordecedor, ojala el carro bomba volador logre apagar las llamas pienso y sobrevivamos y me despierto. Efectivamente en el mundo real un carro bomba entró al pasaje, esa mezcla de fantasía y realidad que ocurre cuando algo comienza a interrumpir nuestras imágenes oníricas.

La señora de enfrente llegó tarde a su casa y había olvidado las llaves, no quería despertar a sus hijos preadolescentes para que le abrieran, entonces en un arranque de iluminación creativa decidió poner el capó del auto pegadito a su portón, luego se subió al capó y trató de pasar por arriba de su reja afirmándose entre medio de las gruesas y punzantes puntas de protección que esta tenía. Francamente nadie sabe en que estado estaba haciendo esta maniobra digna del “Circo de Moscú” pero el caso es que resbaló y se ensartó la palma de la mano en una de las puntas. Tirada en el piso sangrando llamó a sus hijos que ahora si que quedaron perturbados viendo a su madre con el brazo colgando tirada sobre el auto. Los hijos llamaron a los bomberos, porque cresta a los bomberos y no a la ambulancia no lo se, y también a su padre que viene a ser el ex marido de la vecina y quien tuvo la maldita idea de comprarle la casa al frente mío. Una vez más todos los moradores del pasaje tuvimos la oportunidad de poder contemplar el brillo de las estrellas bien entrada la noche.

Como yo estaba medio resfriado le dije a la Patty que saliera a observar el nuevo numerito, ella se puso lo que pudo para evitar el frío, un chaleco chilote y una bata rosada tipo abuelita de cuento que le había heredado-desechado mi suegra hace como 15 años. Pudo ver el operativo del carro de rescate, y una cantidad exagerada de voluntarios bomberiles que no se condecía con el caso más o menos simple y clínico de la mujer, más parecía el ataque a las “torres gemelas” mucho efectivo, sirena, luces y despliegue. De pronto un camarógrafo con su potente luz iluminó a la Patty y los vecinos que comentaban el incidente, Raquel Argandoña micrófono en mano se acercó a entrevistarlos, al lado Claudia Miranda acompañaba a la otra farandulera. “Vértigo Extremo” el pésimo programa de canal 13 que esta vez tenía a las “estrellitas” haciendo de bomberos nos habían caído en gracia en el pasaje, sin asco ni remordimiento filmaron a mi “Chimichurri” con su bata y pinta madrugadora.

Por suerte la vecina pastel del frente días más tarde llamó al canal rogando porque la gente del pasaje no aparecieran en el programa, y la petición fue aceptada, pero claramente estamos en presencia de un show con dos protagonistas que si siguen así pronto nos catapultaran a Hollywood.

lunes, mayo 01, 2006

Shenzhen: Entre la Explotación y la Hiper Tecnología


Shenzhen es una ciudad que tiene sólo 30 años de re fundación, antes sólo era un pueblo de pescadores con unos pocos miles de habitantes. Mao la diseño para ser un importante polo de industrial aprovechando la cercanía con el puerto de Hong Kong. El experimento funcionó y hoy es el centro del desarrollo tecnológico de toda la república, grandes empresas transnacionales Hi Tech tienen sus fabricas y centro de investigaciones aquí y la población ya se encumbra por sobre los 8 millones de habitantes creciendo a uno de los ritmos más acelerados de todo el mundo.

Casi todo en Shenzhen es nuevo y se ve modernísimo, grandes edificios, centros comerciales, inmensas carreteras, y a diferencia de Guangzhou bastantes áreas verdes que hablan más de la factibilidad facilista de construir una ciudad de cero que de una real preocupación por el medio ambiente y los habitantes. De hecho la ciudad tiene bastante polución atmosférica no tanto como Guangzhou, los días pueden ser celestes, pero siempre brumosos por el smog.

La inhumanidad propia de una dictadura “comunista” implacable se ve con claridad en este país. Su reflejo más patente es la escasa preocupación por el bienestar de sus habitantes. Es cierto que la salud es gratis lo mismo que la educación pero por otro lado las condiciones de trabajos son esclavizantes, la prensa e Internet están censurados, no hay libertad de movimiento y simples actos como que existan cruces de peatones en las autopistas ni si quiera se les paso por la cabeza a las autoridades.

Pero el capitalismo salvaje también aporta sus lastres, en las calles alrededor del hotel nos tocó ver escenas lamentables, varias madres con sus guaguas comiendo de los basureros de las veredas. O sea sólo un hijo y además alimentados de la basura. Muchísima prostitución, detrás de los mundialmente famosos masajes chinos se esconde un comercio sexual desregularizado y a gran escala, al respecto vimos a jóvenes chinas con sus niños embrazo ofreciéndonos a los “Western” (occidentales) Sex Massage.

Respecto a las condiciones laborales, dado mi trabajo, me tocó conocer bastantes fábricas en Shenzhen, mis amigos chinos que laboran en las compañías que son mis proveedores me ayudaron a formarme un cuadro bastante interesante a este respecto. Les contaré por ejemplo el caso de mi amiga Michelle, - los chinos que trabajan en comercio internacional se ponen nombres anglos para hacernos más fácil la pega a los extranjeros- que habla un inglés buenísimo y que estudio en la universidad, es vendedora de una fábrica que produce periféricos de computación. Trabaja de lunes a viernes de 8:00 a 19:00 PM, y gana unos $200 mensuales –una miseria- como viene de fuera de la ciudad como casi toda la gente de esta urbe, viaja dos veces al año a visitar a su familia que vive a mas de 1000km de distancia. Cuando le pregunté donde vivía me señaló que en la fábrica. Este aspecto es bastante aberrante para nosotros, el grueso de los trabajadores y a veces incluso los gerentes viven y trabajan en las mismas fábricas. No tienen por lo general otro pasatiempo más que el trabajo, en este aspecto la situación es peor en el caso de muchos jefes y dueños que tienen una tendencia trabajólica exacerbadísima, su jornada es por lo general de todos los días de 9 a 11 de la noche.

Simplemente la vida privada y las actividades alternativas de relajo y compartir con la familia, no existen o se limitan a los feriados chinos que son varios y largos como por ejemplo el año nuevo chino que dura alrededor de una semana. En rigor son pocas las empresas que asignan vacaciones a sus trabajadores, los feriados se consideran suficiente descanso.

Es indudable que la palabra explotación cuaja perfectamente con las condiciones de vida del grueso de los trabajadores de Shenzhen, pero la misma auto explotación de los propietarios me hace reflexionar que en ello también prima un elemento cultural que los impulsa a un nivel de sacrificio laboral inconcebible para nuestra lógica. Para colmo normalmente los trabajadores ahorran buena parte de esos 100 o 200 dólares mensuales y se los envían a sus familias. El tener educación, salud, alimento, habitación y hasta asignación de ropa gratis, les posibilita utilizar su escasa renta incluso para compartirla.

En otro plano y a modo de anécdota contaré que visité la fábrica de un ex vendedor de una compañía que estaba instalando su propia empresa. En Chile a pesar de sus constantes invitaciones por Messenger y buenos precios me había negado a comprarle por miedo a que el cuento de la fabrica fuese eso puro cuento. Por eso estando en el lugar indicado quise cerciorarme. En verdad tenía fábrica, y era gente muy amable, pero la empresa era un verdadero chiquero, de partida a la entrada tenía encerrado en una jaula un generador eléctrico que hacía un ruido ensordecedor y lanzaba agua hirviendo por todas partes, las escaleras estaban llenas de cajas desarmadas que cada vez que pasaba él o su socio por ahí las pateaban lejos, finalmente la oficina era un escritorio con su notebook, un estante y una mesa de centro roñosa donde me mostró medio desarmados los productos que el producía, nada muy interesante. Yo muy caballero, aunque desde hace rato sabía que habíamos ido al lugar equivocado, todo el tiempo sonreí y mostré interés. Al final y al cabo la fábrica quedaba a dos horas del hotel y no es ninguna gracia que los tipos no te lleven de vuelta. Pero el corolario fue cuando pregunté donde estaba el baño, Johnson –ese era el nombre del dueño- llamo a un asistente para que me indicara el lugar, para mi sorpresa salimos fuera de la fábrica que no tenía sanitario alguno, y me llevo hasta el almacén del frente en que el asistente pidió permiso para que yo pudiera ocupar sus dependencias, aprobado el tramite, me abrió un casillero metálico oxidado y con una sonrisa me mostró el hoyo donde debía orinar. Este es otro aspecto complejo para nosotros los no chinos, ellos no tienen WC, sino que hacen sus necesidades de cuclillas en un hoyo que puede ser de acero inoxidable o de loza. En este caso dada la precariedad del emporio el hoyo en cuestión era bastante feo y peor aún quedaba en el mismo cuadrante donde vendían y dado que la puerta no aislaba el ruido, los clientes podían perfectamente escuchar mi sinfonía de la naturaleza. Pero lo más intimidante de todo es que la letrina tenía una amplia y despejada ventana que daba a la calle lo que ya convertía el espectáculo en un asunto de sonido e imagen. Menos mal que el trámite que debía efectuar era de carácter veloz y así estuve menos horas expuesto.

En otra compañía esta vez muy grande y sofisticada nos pasaron a buscar al hotel en una Van Mercedes, pero una vez ahí cuando empezamos a contar que éramos una empresa que recién estaba empezando y cotizamos pequeñas cantidades el chino jefe nos miro, sonrió con sarcasmo se paró y se fue de la reunión. Nos quedamos con una vendedora a la que le preguntamos si nos podían ir a dejar de vuelta, averiguo y obviamente ya la Van para nosotros no estaba disponible y nos debíamos devolver en taxi, sin embargo estábamos tan lejos que por ahí no pasaban taxis así que nos ofrecieron que un particular nos llevara por el precio de un Taxi. De esta forma caímos en un auto bien carreteado en el que nos llevaron dos chinos kamikaces, manejaban a 130 km/H, contra el transito, se cruzaban en 5ª fila por la carretera, pasaban encima de los bandejones, tomaron un atajo por un largo pasaje de varios kilómetros de una pista donde se cruzaban personas, niños y animales, y seguían a 130, la gente corría para esquivarlos. Una experiencia de juego de video pero de la vida real, casi con diarrea en 2 horas llegamos al hotel. Y eso que no le estoy dando énfasis a los 12 pollos que se tiro el chofer por la ventana. Ahí por primera vez disfrute la diferencia idiomática ya que, permítanme el exabrupto le grite fuerte “Chino Conchetumadre” al chofer sin que me entendiera nada. Además de por si las carreteras de Shenzhen son un desastre en si para resistir este tipo de cosas de hecho de los 5 días que estuvimos allí las 7 visitas a fabricas nos tomaron más de 13 horas en auto más que por las distancias por los tacos y la mala conducción.

Con esto doy por concluido el ciclo de China, espero que la empresa me pague en el futuro otro viajecillo a alguna parte del mundo para seguir contando experiencias.